Hay situaciones en nuestra vida que no nos permiten ser felices ya que solemos estar descontentos con lo que tenemos, no nos aceptamos como somos, o simplemente porque no obtenemos lo que queremos.
Debemos tratar de ser felices con lo que poseemos. Pensar que tenemos una familia que nos ama y nos recibe cada vez que llegamos a casa, tenemos alimento, ropa y existe tanta gente que no tiene nada.
Nos quejamos porque no obtuvimos el empleo que queríamos, la casa que anhelábamos, la persona de nuestros sueños, la ropa que estaba de moda, etc, y estas al final no son valiosas. Déjeme decirle que hay cosas mucho mas importantes por las que debe sentirse feliz. Tiene un Dios que le ha creado con un propósito especial para usted, tiene el maravilloso y tan preciado regalo de la vida, tiene salud, esta rodeado de las maravillas que Dios ha creado simplemente para que usted las disfrutes.
Dios le ha dado tantas cosas por las cuales ser feliz.
Es tiempo de reflexionar sobre nuestras vidas y hoy es un buen momento para empezar a ser feliz.
Hay infinidad de cosas que podemos disfrutar y que otros no tienen. Imagínese un niño que no tiene donde vivir. O una familia que no ha comido en días. Un ciego anhelando poder ver la luz del día.
Si nuestra felicidad depende de la solvencia económica, el nivel académico, la posición social o la aceptación de los demás, entonces estamos en graves problemas. Lo material es pasajero. En cualquier momento las posesiones pueden faltar de manera sorpresiva, y los amigos quizá nos fallen.
¿Por qué muchas personas en difíciles circunstancias y pobreza absoluta son felices mientras que hay quienes tienen solidez financiera y una buena posición social son tan infelices? La respuesta es sencilla: todo radica en el concepto que tenemos de lo que es la felicidad.
El error es nuestro. El apóstol Pablo recomendó a los cristianos de Tesalónica: “Estad siempre gozosos. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16, 18). El tenía claro que la voluntad de Dios para todos nosotros es que vivamos con fe, optimismo, alegría. En síntesis: que experimentemos la felicidad.
Qué es y cómo se consigue la felicidad? Esto es algo que todo el mundo se ha preguntado alguna vez en algún momento de su vida. Por este motivo, vamos a pensar qué respondería la gente ante la pregunta: ¿qué es para usted la felicidad? Lo que solemos escuchar es:
Para ser feliz es necesario tener dinero.
Para ser feliz hay que tener amor.
Ser feliz es no tener problemas. Los hay quienes consideran que para ser feliz hay que tener las tres anteriores juntas.
Estas son algunas de las respuestas que obtendríamos ante esa pregunta. Ahora, vamos a pasar a analizarlas:
Si nos fijamos bien, ¿qué tienen en común todas ellas? Las cuatro obedecen a causas externas, es decir, la felicidad depende de algo que escapa a nuestro control, pero, ¿esto es así?
Ahora vamos a razonarlas de forma más profunda: ¿tener dinero le asegura ser feliz? Cuanta gente tiene un nivel económico elevado y se siente muy infeliz. O al revés, cuantas personas tienen un nivel económico medio- bajo y son felices.
¿Y tener amor? ¿También se lo asegura? Muchas personas no tienen pareja y no por eso se sienten desdichadas.
Y los problemas… ¿conocen a alguien que no haya tenido problemas en su vida? Siempre vamos a tener algún problema o alguna preocupación, en mayor o menor medida, la vida es así.
Por lo tanto, si focalizamos nuestra felicidad en cosas externas y, además, sólo vemos su parte negativa si no las tenemos, nunca vamos a conseguir ser felices puesto que la vida es un cambio constante.
No vea sólo la parte negativa de las cosas. Cuando tenemos un problema tenemos tendencia a verlo como algo negativo para nosotros puesto que no nos gusta tenerlo, pero la actitud con la que se afrontan es muy importante.Usted elige si afrontarlo de forma positiva y viéndolo como un reto o, por el contrario, puede seguir lamentándose y dejando que ese malestar le arrastre. Yo le sugiero lo primero, tener una actitud positiva ante el problema puesto que de ese modo es probable que se les ocurran más formas de solucionarlo. Si se dejan llevar por el componente negativo, sólo verían eso y no se les ocurrirán soluciones.
Para concluir. La verdadera felicidad solo viene de Dios y de nosotros.