Mateo 13:15 Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan,
Al inicio de la relación, ambos desean crear un mundo juntos, hablan durante horas, hasta tarde en la noche. Se comparten los gustos, los deseos, la visión de la vida.
Sin embargo, con el tiempo, estas conversaciones tienden a hacerse cada vez menos frecuentes, y se vuelve difícil encontrar momentos para hablarse en el curso de lo cotidiano de los días.
La falta de tiempo es el causante número uno de muchas parejas que sufren estrés, presión o fatiga.
La conversación nutre la rutina. Lograrlo no es sencillo, volver a conversar exige una prueba de creatividad. Puedes proponerte hacer un espacio entre las actividades cotidianas, para tener un diálogo por lo menos una vez a la semana.
Se le debe dar la importancia que tiene nuestra pareja. Una llamada no quita mucho tiempo, sin embargo, se logra mucho ya que nuestra pareja recibe el mensaje de amor y dedicación de nuestra parte.
Se puede hablar con alguien durante horas sin tener una conversación realmente. Usualmente, las parejas son víctimas de la rutina de lo cotidiano, y terminan hablando de los problemas del trabajo, de las facturas por pagar, en lugar de hablar de sí mismo, del otro o de la relación.
Es importante volver a conversar sobre sus gustos, sus deseos, sus necesidades. Aprovecha la oportunidad de sorprender a tu pareja, planear proyectos juntos. Ten en cuenta que poder vivir juntos muchos años e impedir llegar a decir “no tengo ya nada qué decirle a mi pareja” no es fácil, es un reto que hay que tener presente desde el principio.
Es necesario alimentar constantemente, ser un agente activo en el seno de la pareja, y no espero que venga del otro. Esto implica ser curioso, cultivarse, tener proyectos, vibrar, estar en constante evolución, y revisarse también, y después compartir todo esto con tu pareja.
Una condición para que se cumpla esto: el interés y la escucha debe ser recíproca. El otro debe poder escuchar. Cada uno debe estar atento a las necesidades y los deseos de su compañero o compañera. Él o ella es importante en nuestra vida. Démosle su lugar.
Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. (Cantares 8:6-7)